miércoles, 9 de abril de 2014

LA PEÑA DE MARTOS

Dedicado a I.G.P

Martos es una pequeña ciudad jienense, que está adosada a una gran Peña.Esto hace que sus barrios antiguos tengan unas calles estrechas y sinuosas en la falda de la montaña. En lo más alto un castillo. Y por su situación, constantes luchas en la época de la Reconquista entre unos y otros por su estratégica posición.

Fernando III firmó un pacto con el Emir de Baeza y se la entregó, y el rey a su vez la puso en manos de la Orden de Calatrava.

Los habitantes de Martos, tienen a sus espaldas una larga historia de heroicidades. Pues el Rey Fernando III se la entregó a un noble para que la defendiera  éste como quería conseguir más gloria, salió con todo el ejército a conquistar otras tierras. Enterados los musulmanes se presentaron con un ejército a reconquistar la ciudad. Todas las mujeres se cortaron el pelo y se pusieron corazas de sus maridos, y se pusieron en las almenas. El Rey moro desconcertado, se iba a dar la vuelta, cuando llegó el ejército de la ciudad que había sido avisado, cogiéndoles entre dos fuegos.

Pero el hecho por el que se conoce más a la ciudad es por el episodio de Fernando IV el Emplazado. Éste Rey, muchos años después quiso repetir la misma historia saliendo de la ciudad con un ejército para conquistar otros pueblos. Estando acampado a las afueras de Martos, le presentaron a dos caballeros del pueblo que eran hermanos y pertenecían a la Orden de Calatrava., como presuntos asesinos de otro noble caballero.que había sido asesinado allí cerca de una forma extraña.

Cómo tenía prisa, por salir de campaña, les sometió a un juicio rápido sin escucharlos siquiera y para que sirviera de escarmiento y los condenó a ser metidos en una jaula llena de pinchos y tirados desde lo alto del castillo. Os podéis imaginar lo que quedó de ellos llegando al valle. Ellos mismos, y aquí se mezcla realidad y leyenda, sabiendo de su inocencia, y para demostrarla, "emplazaron al Rey" a morir un mes después de ellos.

Y así fue, en la batalla, el Rey se sintió mal, y murió un mes justo de lo que había pasado a los 27 años de edad.

Sus restos mortales están actualmente en la Iglesia de San Hipólito en Córdoba.


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