lunes, 15 de junio de 2015

¿Qué se comía y bebía y cómo era la vida en el siglo XX en España? (Primera Parte)

El siglo XX, para muchos de nosotros tiene recuerdos, pues la mayoría hemos nacido en ese siglo. Y hay muchas cosas que si algunas generaciones no conocen, si lo son por nuestros padres, o familiares e incluso nuestros abuelos, el que los tenga.

Todavía hoy, hay un puesto en la Calle de Nárvaez de Madrid, que después de varias generaciones siguen vendiendo en verano, horchata y agua de cebada. Es una bebida típica de Madrid, para el calor. Y es que , en aquellos tiempos, y aunque Madrid estaba lleno de fuentes, antes de la guerra de 1936, había personas que no se fiaban mucho del agua, por las enfermedades posibles, o los microbios.

En la primera mitad de siglo, la comida se diferenciaba en si era de las clases populares o de las altas. En las tascas, se pueden encontrar los famosos callos (tripas al fin y al cabo), potajes, cocidos, pistos, manos de cerdo...

Los burgueses , cocina francesa. Bistec, truchas, solomillo, souflés,
Los campesinos, la carne en las bodas, potajes con bacalao, migas, gachas y otros platos con nombres muy sonados como, zarajos, gallinejas,(seguimos con las tripas), se adereza todo con ajo, para quitar el sabor de lo que está en mal estado.

Hoy crecemos más, porque nos alimentamos mejor. Pero es que desde los años 70 las cosas han cambiado mucho.

En la guerra de 1936, se comían lentejas, una vez quitados los bichos y las piedras, café sin café, malta o achicoria, algarrobas, tortillas de patatas sin huevo, o con la huevina actual, y las patatas eran lo blanco de las naranjas. Sopas de pan.

Todavía, en los años 40, y a algunos nos tocó de chiripa, pusieron una Cartilla de Racionamiento, la cual conservo, con la cual te daban una cierta cantidad de determinados alimentos. El que podía comprar otros, lo compraba de estrangis o sea del llamado "estraperlo", a precios desorbitados.

Aquí nunca se había comido carne de caballo, mientras en otros países de Europa es muy apreciada, así que la gente pobre, se lanzó a este tipo de carne, que a veces era hasta de burro. También después de la guerra se comía todo tipo de cuadrúpedos menores. E incluso en algunas zonas del Oeste español, culebras, lagartos, las ranas también fueron muy apreciadas.

El gobierno puso a la entrada de las ciudades los llamados "Fielatos", para evitar el contrabando. Aquello de dar gato por liebre, es de esta época. 

Yo recuerdo que la leche, se vendía en Vaquerías, en Madrid. Allí había varios precios que dependían de la cantidad de agua que llevaban. El vino también pasaba por ese trance. Los "chatos", vasitos de vino que se tomaban en las tabernas de Madrid, eran por lo general, vino manchego a granel, bastante malo.

En el pueblo, se comía algo mejor. Todas las hierbas que existían se probaron para guisar. Y si no podía haber un  conejo o cualquier otro bicho.

En las casas no había frigoríficos. Al principio estaban las fresqueras, que estaban debajo de las ventanas. Se abrían con unas puertas por el interior y daban a la calle (al patio) con una tela metálica. Allí conservabas los alimentos.

Ya en la década de los 50 aparecieron las primeras neveras, que eran como un armario forrado de zinc. Ibas a la fábrica de hielo y por 5 pesetas te daban un cuarto de barra de hielo, que te duraba todo el día y tenías el agua fresca y podías tener alimentos perecederos. Pero no existía el congelador.

La gente venía a la ciudad a vender huevos, gallinas, atadas por las patas, o conejos cogidos por las orejas. Mi madre ha desplumado y desollado algunos cuando yo era pequeño.

Los que podían tomaban café-café, para diferenciarlo del que no era café. Los coches que se llevaban eran grandes. Empezaron con los "haigas". Abrigos de pieles. Conseguir un abrigo de pieles, era para algunos salir de la clase desfavorecida. Recuerdo cuando mi padre regaló a mi madre uno. Era de mouton, cordero, vamos. Y los había de conejo. Pero ya eras de otra clase. 

El jamón o el pollo sólo lo comían los que tenían dinero. Comer pollo, no estaba al alcance de cualquiera.
En los restaurantes las albóndigas o las croquetas, no se sabían de que estaban hechas. Pero se hicieron famosas. Y se hicieron muy famosas. 

Podemos encontrarnos como al acabar la guerra en 1939, el nacionalismo fascista, estúpidamente cambió el nombre de algunas comidas. Cómo la ensaladilla rusa, ensaladilla nacional o imperial, qué culpa tendrá la ensaladilla, 

Se hacían embutidos que no sabías muy bien de que estaban hechos. 

Recuerdo algunos chocolates de mi infancia, que parecían de tierra como el Nogueroles, que lo vendían por onzas y el Matías López y La Cibeles.. Luego posteriormente empezó La Campana de Elgorriaga y mucho más adelante, de Nestlé, Suchard, etc. En el resto de España había chocolates con nombres de Vírgenes.

El único café que existía era "La Estrella", más bien malo. Y no existía el descafeinado.

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