1906-1982
El 6 de abril de 1906 nacía la espía estadounidense Virginia Hall. Virginia nació en el seno de una familia acomodada. Estudió en el Radcliffe College, facultad de la Universidad de Harvard en la que se aceptaba a mujeres, y en la Escuela de Posgrado de la American University en Washington. Continuó estudiando en distintas universidades y viajó a Europa donde aprendió francés, italiano y alemán, y se especializó en ciencias políticas, en París, Viena y Alemania.
Finalizados los estudios, Virginia Hall empezó a trabajar en 1931 como secretaria en la embajada de los EEUU en Varsovia. Dos años después era trasladada a Turquía. Allí tuvo un accidente mientras cazaba aves. Se disparó en el pie izquierdo y le tuvieron que amputar la pierna por debajo de la rodilla. Con una pierna de madera, Virginia continuó con su vida.
Por tener una pierna ortopédica fue separada del Departamento de Estado, así que dio un giro a sus expectativas, para empezar a luchar contra el fascismo que se estaba apoderando de Europa.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a Francia donde colaboró con el ejército francés conduciendo ambulancias. Tras la invasión por Alemania, huyó del país, en bicicleta, pedaleando con su pierna ortopédica, hasta la costa francesa donde cogió un ferry hasta Gran Bretaña. Ese mismo año, se trasladó a España donde conoció a un oficial de inteligencia británico llamado George Bellows. Este la puso en contacto con un miembro del Ejecutivo de Operaciones Especiales (SOE). Virginia se unió a la SOE y tras un duro entrenamiento fue enviada a la Francia de Vichy en paracaídas en 1941. Bajo una identidad falsa de periodista del New York Post, Victoria se convirtió en una eficaz espía informando a Londres de los movimientos nazis y de dónde poner bombas en sus instalaciones, y organizó una eficaz red de agentes.
Su fama se extendió entre la Resistencia y la Gestapo.
No tardó en ser incluida entre los aliados más buscados por las fuerzas nazis que la apodaron "la dama coja" y fue considera una de las espías más peligrosas. Nunca pudieron detenerla y durante el tiempo que duró la guerra fue una pieza clave en el entramado aliado en Europa.
Virginia, formó un equipo de agentes de la Resistencia, y fue la obsesión del Jefe de la Gestapo de Lyon, que torturó personalmente a todos los franceses que cogían a ver si sabían su paradero.
Gracias a un espía nazi infiltrado en la Resistencia Francesa, llegó un momento en que la tenían cercada y estuvieron a punto de arrestarla, pero ella cruzó los Pirineos, andando. Pero la Guardia Civil de Franco, la detuvo por entrar en el país sin visado. Aunque no sospechaban quién era.
Estuvo mes y medio en la prisión de Figueras en Gerona, hasta que la Embajada de EEUU, presionó para que la soltaran.
De nuevo en Francia, se hizo pasar por una campesina que cuidaba las vacas, hacía queso, ayudaba al propietario y de paso, recopiló información vital sobre los movimientos de los alemanes y estableció contactos con la Resistencia.
A pesar de su cobertura, fue interrogada junto a otros aldeanos y a algunos asesinaron. Ante el riesgo de ser descubierta, mandó un mensaje a Londres, diciendo: "Los Lobos están en la puerta". Y huyó. Huyó a Normandía.
Unas semanas antes del día D, se estableció en la ciudad de Cosne. Y organizó cuatro grupos de la Resistencia, saboteando líneas ferroviarias, puentes, carreteras y comunicaciones. Colaboraban con ella otras tres mujeres, y las que fueron capturadas acabaron sus días en el Campo de Concentración de Ravensbrück o Dachau.
Cuando terminó la guerra, los EEUU la contrataron en 1947 como miembro de la CIA donde tuvo que soportar la misoginia de muchos de sus miembros, aunque luego dieron su nombre a algunas instalaciones. El Gobierno de Francia le otorgó la Cruz de Guerra con Palma. El Gobierno Británico la convirtió en miembro de la Orden del Imperio Británico. El Gobierno de Estados Unidos, le hizo entrega de la Cruz del Servicio Distinguido. Virginia centró su trabajo en operaciones paramilitares durante la Guerra Fría. En 1966 se jubiló y se retiró a vivir a una granja en Maryland con su marido, con el que se había casado en 1957. Virginia Hall falleció en 1982. Con 76 años de edad.
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